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viernes, 11 de mayo de 2012

Amargo adiós


Las Palmas ha vuelto a perder en el estadio de Gran Canaria en un partido que tuvo dos partes muy distintas. Lo que podía haber sido una brillante despedida de Jonathan Viera se convirtió en un gris y tétrico panorama en el que se ha vuelto a evidenciar que este equipo, cuando finalice la temporada, necesita un lavado de cara intenso y profundo. Dice el Presidente que ha sentido vergüenza. No creo que haga falta que le digan a él lo que han sentido los aficionados. Que lo arregle o que se vaya.

Lo cierto es que la primera parte fue principalmente amarilla. El Cartagena le daba el balón a Las Palmas y sólo se acercaba en jugadas a balón parado y aprovechando alguna que otra imprecisión de la defensa canaria. David García sólo aguantó 22 minutos. Por precaución y sin necesidad de agrandar su lesión, prefirió dejar su lugar a Pignol.

Antes, a los 14 minutos, una combinación entre David González y Jonathan Viera finalizó con un pase “marca de la casa” del -hoy- capitán y un remate en dos toques de Momo por encima del portero que supuso el primer gol y una mayor tranquilidad para una Unión Deportiva que ya por entonces campaba a sus anchas en el Gran Canaria.

Nada parecía indicar que el Cartagena se jugara la vida. Ni siquiera un ligero atisbo de reacción o de ir a por el empate. Parecía un partido amistoso. Las Palmas pudo aumentar la diferencia en tres acciones de Portillo. Una de ellas, la más clara, se fue al palo tras una gran intervención de Reina. Había toque, largas posesiones y combinaciones vistosas, ante un rival carente de presión y sangre.

Nada hacía presagiar al descanso lo que nos iba a deparar la segunda parte. En apenas un cuarto de hora Carlos Ríos metió todo su arsenal ofensivo y se fue a por el partido, hecho que coincidió con un cambio repentino de actitud en los jugadores amarillos que apenas lograban dar tres pases seguidos a pesar de que su rival seguía sin presionar en exceso.

Y, al igual que pasó hace dos semanas ante el Recreativo, con muy poco el rival dio la vuelta al marcador. Una pared entre Braulio y el recién salido Raimondi supuso el empate en el 19. Y cuando parecía que Las Palmas despertaba y podía ir a por el partido, otra ‘bacalada’ defensiva permitió al delantero uruguayo hacer doblete y dar los tres puntos al Cartagena. Quedaban tres minutos para el noventa.

Antes de eso la habían tenido tanto Vitolo (que había entrado por Francis) como Momo, pero no estuvieron acertados en la resolución de ambas jugadas. Fue todo el bagaje ofensivo de la Unión Deportiva en toda la segunda parte, en la que Viera, como si de un magistral truco de ilusionismo se tratara, había desaparecido por completo de la escena. Un amargo adiós para él.

Ver pañuelos blancos en las gradas y pitos de los 6.845 valientes que se atrevieron a ir a Siete Palmas fue como revivir lo de hace quince días. Y otra vez, esa maldita sensación de que Las Palmas gana cuando quiere. Esta vez no quiso, y dio alas y vida a un rival que, a pesar de todo, huele a 2ª B. Me quedo con la sensación de que Las Palmas hoy le ha regalado oxígeno a un enfermo terminal. Y tanta generosidad me horroriza. Por favor, que acabe esto ya.


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